El Fondo Monetario Internacional (FMI) pide "justicia económica", "esfuerzos multilaterales y nacionales para combatir el fraude y la evasión fiscal", "una robusta red social que proteja a las economías", "esfuerzos multilaterales para (…) sostener la mejoría de los niveles de vida", y, por último, que "los líderes políticos pongan en marcha iniciativas bien asentadas para aquéllos que se han visto perjudicados por la apertura comercial y que faciliten la búsqueda de empleo en las áreas de la economía que se están expandiendo". Hasta menciona al líder de los derechos civiles de los negros de EEUU Martin Luther King, cuyo nacimiento conmemora EEUU hoy, en una fiesta nacional, antes de declarar que "crecimiento sostenible debe ser crecimiento incluyente".
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La razón del llamamiento del Fondo se resume en tres palabras: Brexit, Trump, y LePen. A ellas podrían añadirse también Beppe Grillo y Geert Wilders. El FMI nunca ha tenido mucha paciencia con los populistas de los países en vías de desarrollo, que se beneficiaban de la ansiedad de los votantes ante fenómenos como la hiperinflación, las crisis bancarias, la deflación, o las desigualdades. El problema es que ahora los populistas han llegado a casa. Concretamente, a Estados Unidos, con Donald Trump, y a Gran Bretaña, con Brexit. Y amenazan, además, con ganar poder–o incluso con hacerse con él–en los próximos meses en Países Bajos, Francia, Italia, y Alemania.
En Europa, la incertidumbre sobre Brexit se añade a eso. En EEUU, la política fiscal de Trump, que en Fondo, muy en su estilo, no critica directamente, pero sí de forma oblicua, al declarar que la primera economía mundial está creciendo "a plena capacidad", y que cualquier estímulo fiscal deberá centrarse en mejorar la productividad a largo plazo. Es lo contrario de lo que quieren hacer Trump y sus compañeros republicanos: una bajada de impuestos masiva para las rentas más altas que generará sobre todo más consumo y podría forzar a la Reserva Federal a subir tipos.
Pero, en términos económicos el Fondo cambia poco sus previsiones de crecimiento. A nivel mundial, las deja iguales que en octubre, en el 3%. El impacto del estímulo fiscal de Trump es difícil de evaluar, así que la institución casi no toca sus proyecciones para EEUU. En Europa, algunos países ven sus expectativas mejoradas, pero más que otra cosa por el crecimiento, mejor de lo esperado, en el tercer y cuatro trimestre. Ése es el caso de España, a quien el FMI sube el crecimiento del PIB para este año en una décima, hasta el 2,3%. Aún así, es dos décimas menos que la del Gobierno.
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Para el resto del mundo, las cosas no cambian mucho. China sigue liderando el crecimiento, pero debido a los programas de estímulo del Gobierno de Pekín. Y América Latina, una vez más, vuelve a quedarse en "el incómodo punto medio", con menos crecimiento del previsto, y sin poder acercarse al nivel de las economías dinámicas de Asia.
Con información de El Mundo de España