Una semana fue suficiente para que Donald Trump sacudiera todo el tablero. A menos de 10 días de haber asumido la presidencia de Estados Unidos, el multimillonario decretó la salida de su país del acuerdo Transpacífico, ordenó la construcción del muro en la frontera con México, advirtió que desea fijar una tasa de 20% a las importaciones de su vecino del sur y que pretende renegociar el tratado de libre comercio de América del Norte.
Cualquiera que haya vivido luego de finalizada la Segunda Guerra Mundial, puede no dar crédito: el país que hizo del libre comercio su principal bandera para liderar, ahora parece cerrarse hacia el proteccionismo. A la inversa, la China comunista es por estos días la promotora de los acuerdos multilaterales. Algunos le llaman "leyes del mercado". Otros hablan del inicio de una nueva etapa geopolítica.
La era Trump luce anacrónica, dice Marcos Soto, de la consultora PWC. Por más que Estados Unidos creció solo 1,6% el año pasado, contra 2,5% del año anterior, Soto afirma que el desempleo en ese país mantiene niveles "históricamente bajos", siendo un contrasentido apuntar hacia el proteccionismo. Más aún cuando las grandes industrias basan sus cadenas de producción en varios países a la vez, como el afamado IPhone cuyas partes se construyen en seis naciones distintas.
El accionar del magnate es visto con "preocupación" por el gobierno uruguayo. "Entramos en un etapa de proteccionismo en donde los países que tenemos excedentes de bienes, en el caso de Uruguay de alimentos, vamos a ser muy perjudicados", señaló el canciller Rodolfo Nin Novoa el viernes. En la última década, Estados Unidos se ubicó en el tercer o cuarto lugar —dependiendo el año— como destino de las exportaciones nacionales, con ventas que rondan los US$ 500 millones. El impacto puede ser aún mayor en el intercambio de servicios no tradicionales (excepto el turismo y el transporte), donde Estados Unidos asume un rol más protagónico.
El nuevo escenario encuentra a Uruguay en la búsqueda de acuerdos comerciales, un área en que la "performance fue muy mala en los últimos 15 años", dice Ignacio Bartesaghi, director del Departamento de Negocios Internacionales e Integración de la Universidad Católica. De hecho, los representantes que viajaron a China en octubre volvieron con la idea de que era viable un Tratado de Libre Comercio (TLC) con la segunda economía del mundo. Pero el ministro de Economía, Danilo Astori, declaró a Búsqueda hace dos semanas que el gigante asiático no firmará el acuerdo si existe "contrariedad" de Brasil. "Hoy va quedando la sensación de que se estuvo tan cerca como nunca, pero nos quedamos atrapados en la de siempre", resume el analista Soto.
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