Ayer sábado Carlos Slim cumplió 77 años. Un día antes convocó a conferencia de prensa de último momento en sus oficinas de Paseo de las Palmas, en la Ciudad de México. Hacía años que “el ingeniero”, como se lo conoce en el país, no daba este tipo de reuniones con periodistas. Nadie sabía de hecho cuál era el tema de la misma.
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El hombre más rico de la historia del país, el más poderoso de Latinoamérica y la cuarta fortuna del mundo (50,000 millones de dólares, según Forbes) se sentó con sus hijos y su yerno en el podio de Banco Inbursa para decir de viva voz que apoyaba al gobierno de México y que a pesar de la “hiperactividad” que ha demostrado Donald Trump contra el país, “estoy muy tranquilo con la posición fuerte y firme que tiene para negociar con él”.
Slim no usa computadora, “Trump, como yo, no entiende del todo la tecnología”, dijo entre risas el creador de la décima empresa de telecomunicaciones más grande del mundo, América Móvil. “Estoy pensando hasta en abrirme una cuenta –de Twitter- porque suben notas de cosas que yo no dije y tengo que andar aclarando”.
Slim tenía todo su discurso escrito a mano, en una sola hoja, en una letra muy pequeña y llena de tachones. “Tengo los ojos rojos porque esto lo escribí anoche”, dijo mientras sacaba la hoja de una libreta Moleskine que es como su laptop.
Encima, el libro Grande de nuevo, cómo arreglar a nuestro Estados Unidos dañado, del propio Trump. “Lo estoy leyendo y aquí está todo lo que va a hacer”, dijo, mientras lo mostraba con varios marcadores saliendo de entre las páginas.
“Los llamé porque quiero decirles que estoy feliz de la unión que veo en México ahora, con el apoyo general que estamos dando al presidente en esta situación frente a Estados Unidos, me recuerda a la solidaridad y unión que vimos en 1985 cuando fue el terremoto”, dijo.
Es la primera vez que formalmente el empresario apoya al presidente mexicano Enrique Peña Nieto, porque “nunca habíamos tenido una situación como la de ahora en los últimos 100 años”.
Y le pareció una buena estrategia de política exterior cancelar la reunión bilateral que tenían prevista en Washington para el 31 de enero (después de que Trump –por twitter- dijera que si no pensaba pagar el muro, que ni fuera). “Hubiera sido un error y me alegro que al menos se hayan hablado por teléfono, porque esto no se arregla por Twitter”, agregó.
Pero insistió no menos de seis veces a lo largo de la reunión que Trump es ante todo un gran negociador, “hablando cinematográficamente, él es no es un Terminator, es un Negociator”, dijo.
Carlos Slim fue el único empresario mexicano que se reunió con Donald Trump en diciembre pasado en la casa del presidente en Mar-a-Lago (Miami). “No fue una reunión uno a uno, era de tres a tres (risas), quería saber si lo respaldaba”, dijo Slim y ante la insistencia sobre los detalles o acuerdos de esa cena, dijo con tono de sorna, “bueno, no fue un romance”.
El mejor muro es el empleo
Para hablar del polémico muro que Trump anunció que se terminará de levantar en la frontera entre México y Estados Unidos, Slim volvió a su “brújula”, el libro Great Again, donde explica que no será completo sino en “algunas partes”.
Y esta obra le dio el pie perfecto para hablar del tema migratorio. “Los migrantes son lo mejor: no tienen miedo a nada, a ningún peligro, no temen al trabajo duro y tienen mucha energía”, afirmó. “Si Trump pretende crecer 4% su economía va a necesitar mucho empleo y mucho a los empleados mexicanos, hasta para levantar el muro. Hay que empujar la legalización de los que están ya allá y plantear planes de trabajos temporales como los que tenemos con Canadá”, agregó el magnate.
Desde hace un par de años, a través de su fundación, Slim ha estado apoyando a migrantes en el exilio a través del portal Acceso Latino, que ofrece desde asesoría legal, información migratoria hasta capacitación en oficios. “Nos hemos reunido con los cónsules en todas las ciudades para ayudar a nuestros compatriota”, agregó.
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Pero fue un paso más allá: “ Lo mejor es más empleo y oportunidades en México además de una mejor distribución de la riqueza”. Y nos despidió diciendo “paciencia, recién van siete días de gobierno de Trump, mientras que oficialmente no se salga del Tratado de Libre Comercio, nada de lo que diga es aplicable”.
