Hace cuatro años, el 20 de enero, la fecha prevista en la Constitución de Estados Unidos para la toma de posesión de los presidentes, cayó en viernes, así que Donald Trump prefirió dedicar el fin de semana a celebrar su llegada a la Casa Blanca y dejar para el lunes sus primeras acciones en la presidencia.
El Político
Esta vez no habrá bailes inaugurales en Washington ni fiestas en las calles de EE.UU. con el país aún conmocionado por el papel de su presidente en el asalto al Capitolio.
Además de una pandemia descontrolada y una crisis económica rampante, Joe Biden piensa lanzar una intensa ofensiva legislativa desde el momento en que llegue a la Casa Blanca y se siente en el despacho oval, para asumir la presidencia reportó La Vanguardia.
Una docena de medidas el primer día
“El día de la inauguración presidencial, el presidente electo firmará una docena de medidas” contra la crisis sanitaria, económica y climática y la desigualdad racial; para “evitar más daños irreversibles y recuperar el lugar de EE.UU. en el mundo”, ha avanzado su jefe de gabinete, Ron Klain.
Entre las medidas que Biden firmará en su primer día destacan la vuelta de EE.UU. al Acuerdo de París contra el cambio climático; la anulación de la prohibición de viaje a pasajeros procedentes, sobre todo, de países musulmanes, una reforma migratoria y un plan para el uso masivo de la mascarilla durante 100 días para frenar la covid.
Biden quiere “devolver la humanidad a nuestro sistema migratorio”, afirma Klain.
Máxima prioridad a la reunificación de las familias
En su primer día, ordenará a las agencias gubernamentales que den máxima prioridad a la reunificación de las familias inmigrantes separadas en la frontera con México por la Administración Trump.
Biden ordenará al Departamento de Justicia investigar si esta política, que llevó a la separación de 2.600 niños de sus familias; fue legal o no.
Ni Trump ni Obama fueron capaces de pactar con el Congreso una reforma migratoria durante sus mandatos.
Prioridad a los llamados soñadores
El nuevo presidente quiere dar prioridad a los llamados soñadores, los beneficiarios del programa de protección ideado por la Administración Obama y torpedeado por Trump para permitir estudiar y trabajar a los jóvenes que llegaron a EE.UU. como niños con sus padres.
También, a los antiguos beneficiarios de protección temporal procedentes de países afectados por desastres naturales como Honduras, Nicaragua y El Salvador; y a los inmigrantes empleados en el sector sanitario y que trabajan en primera línea de la pandemia.
Las líneas telefónicas entre Europa y Washington volverán a sonar con más frecuencia a partir del miércoles; Durante la campaña electoral Biden avanzó que en su primer día en la Casa Blanca se pondría al teléfono con los aliados de la OTAN para trasladarles el siguiente mensaje: “Estamos de vuelta y podéis contar con nosotros”, adelantó el presidente electo.
Gestión de la crisis del coronavirus
Más allá de la distancia que quiere marcar con Trump, la presidencia de Biden será probablemente juzgado por su gestión de la crisis del coronavirus.
La prioridad absoluta de sus primeros 100 días en la Casa Blanca será sacar adelante el plan de rescate presentado la semana pasada, valorado en 1,9 billones de dólares; e impulsar un plan de vacunación que permita inmunizar a 100 millones de personas, casi un tercio de la población, durante ese estrecho periodo de tiempo.
La victoria de los demócratas en las elecciones al Senado en Georgia el pasado 6 de enero, propulsada según diferentes análisis por la actitud de Trump ante su derrota electoral; ha cambiado radicalmente las opciones de Biden de sacar adelante sus medidas legislativas más ambiciosas.