Algunos países latinoamericanos han cruzado en 2016 por pruebas electorales que resultan ser definitorias en el rumbo político de sus sociedades. Sin embargo, conociendo las connotaciones trascendentales de estos eventos, se ha evidenciado un alto abstencionismo, que ha generado decisiones irreversibles, pero también una lectura sobre la opinión de los votantes.
Stephanie Lozada Madriz/El Político
El "no" en el plebiscito de Colombia a los acuerdos de paz con las Farc el pasado 2 de octubre, sorprendió al mundo, pese a los esfuerzos mediáticos y económicos que se habían movilizado para promoverlo.
Esta consulta "popular" registró la abstención electoral más alta de los últimos 22 años. Con %62,59 de colombianos dejaron de sufragar, superando los resultados de no participación de las elecciones presidenciales de 2014.
Aunque está información no es nueva. En un estudio realizado en la Universidad Sergio Arboleda en 2013, Colombia es el segundo país con la mayor abstención de América Latina. Además, hubo una advertencia previa del Senador colombiano, Antonio Navarro Wolff, quién afirmó, un día antes de la consulta, que habría alta abstención y no iba a ser por falta de interés, sino porque históricamente 50% de la población no vota por "patriotismo".
También denuncian que Colombia tuvo poco más de un mes para estudiar el Acuerdo, desde el cierre de las negociaciones hasta el plebiscito y hubo deficiencias en las inscripción en el registro electoral, dejando por fuera a miles de colombianos.
Pero este no es el único caso en la región. Brasil, un país donde el antecedente del abstencionismo no es alarmante, mostró una ausencia en las urnas de hasta 40% en algunas regiones en los pasados comicios municipales realizados el pasado 2 de octubre.
Los brasileños mostraron su rechazo "de buena parte del electorado a sus políticos, en un tenso ambiente político, con la reciente destitución de Dilma Rousseff de la presidencia de la República y la asignación de Michel Temer como sucesor en el puesto y los distintos casos de corrupción.
Temer, en su momento, declaró que la alta abstención registrada en las elecciones municipales en el país significó "una decepción" con la "clase política en general" y un mensaje para que los partidos reformulen "eventuales costumbres inadecuadas".
En estos comicios, donde el voto es obligatorio, el ausentismo en las urnas se situó en 17,6%, lo que supone que más de 25 millones de votantes de los 144 millones convocados a las urnas decidieron no votar.
Reflejo de descontento
Una de las explicaciones que surgen frente al fenómeno de la abstención están divididas en dos variables: juventud y alternativa política.
Los política latinoamericana depende de la juventud y sus aspiraciones, según Alejandro Fierro, analista político y miembro activo del Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica.
"Cada mes, millones de jóvenes se incorporan a los censos electorales de sus respectivos países", afirma en un informe sobre democracia latinoamericana.
Añade que a diferencia de Europa, los jóvenes en América Latina tienen un gran peso en las decisiones y los políticos no han encontrado la manera de "seducirlos".
Advierte que las nuevas generaciones viven dentro de una sociedad "normalizada" en el área sanitaria y de educación, y no evidencian cambios en políticas "correctamente" instauradas.
Esta generación, al poseer un grado de formación y de capacidad económica mayor al de sus padres, tienen mayores expectativas, y las políticas actuales no presentan mayores variaciones, según Fierro, y es por eso que los jóvenes "viven en una permanente demanda de cambio".
"Su desencanto es con la política en general, o más bien con ‘los políticos’, a quienes ven incapaces de dar respuesta a sus demandas. Aunque puedan votar, no lo hacen desde la seducción. Es un voto de castigo a los gobiernos en ejercicio y, como tal, de alta volatilidad. En el fondo, su desánimo sistémico los conduce de forma natural hacia la abstención", concluye.
Pero la abstención es un síntoma mundial de la desconfianza de los ciudadanos en las instituciones y las cifras lo reflejan. según la base de datos del Instituto Internacional para la Democracia y la Asistencia Electoral, durante los últimos 30 años la participación promedio ha bajado 10% en el mundo.
A esto también se suma a las estimaciones del informe de Latinobarómetro 2016, donde 54% de los latinoamericanos apoya la democracia, mientras la otra mitad no define exactamente que modelo ideológico es más idóneo.
Sin embargo, un estudio realizado por la Corte Interamericana de los Derechos Humanos, señalan que el dominio de los partidos políticos, la desvinculación de éstos de los asuntos concretos de la vida comunitaria y la ausencia de renovación de
la clase política son factores "preponderantes" para eliminar las intenciones de voto de aquellos ciudadanos que dudan en ir a sufragar.
"En definitiva el alejamiento, la progresiva hendidura abierta entre gobernantes y gobernados en lo que constituye una grave contradicción del Estado social y democrático de Derecho y que es el tema que la Teoría Política debe plantearse en los días venideros", reseña.
También segmentan por tipos de ideologias aplicadas, como en los regímenes autocráticos, la no participación se considera la
expresión pública de una oposición. Los factores de violencia e intimidación y el escepticismo sobre la transparencia de los comicios, le dan puntos a favor del abstencionismo como forma de participación democrática.
El ejemplo más reciente es de Nicaragua, donde la oposición del actual presidente Daniel Ortega, exhortan a la ciudadanía a no votar el próximo 6 de noviembre para desconocer la legitimidad de las elecciones presidenciales.
Los opositores aseguran que esos comicios serán “una farsa” para permitir que Ortega sea reelegido e instaure una “dictadura dinástica”.
Chile, el caso más serio
El domingo 23 de octubre se realizarán en Chile las elecciones municipales para elegir a 342 alcaldes en todo el país, entrando en una dinámica electoral que ya no se detendrá hasta diciembre de 2017, cuando se lleven a cabo las elecciones presidenciales y parlamentarias.
La preocupación de los actores políticos participantes en estos comicios es la abstención, que 58% del registro electoral decidió abstenerse en las elecciones de noviembre de 2013 que dieron la victoria a Michelle Bachelet.
Las alarmas se encendieron nuevamente en junio de 2016, luego de ver el resultados de las primarias de los comicios municipales, donde solo votó 5,6% (282.000 votos) de los 5 millones de electores habilitados para este sufragio, reabriendo el debate en Chile sobre la opción de volver a instaurar el voto obligatorio, que fue suprimido a partir de 2012.
Un estudio reciente del Centro de Estudios Público chileno, informó que 40% de los chilenos irán a votar en las próximas elecciones municipales.
También se registró que 60% se inclinó mayoritariamente por el sufragio voluntario, mientras 37% consideró que este debe ser obligatorio.
Otras encuestas han mostrado que 54% de los chilenos está de acuerdo con reponer el voto obligatorio.
Sin embargo, nuevas trabas aparecen en la consolidación de la cultura de voto, a principio de octubre de este año, se descubrió que a medio millón de chilenos les cambiaron el local de votación sin previo aviso ni autorización y faltando días para los comicios no se ha resuelto de manera concreta este error de padrón.
Es por esto que la dirigencia política joven chilena lanzó una campaña de de "Vota por ti", donde reflexionan sobre la "amenaza" que representa para la democracia la alta abstención.
"Los chilenos deben entender que la no participación no es una acción neutra", explicaron los autores del video que comenzó a ser viralizado, luego de que la última encuesta Cadem revelara que la abstención podría el 60% a nivel nacional.
¡No dejes q otros decidan por ti! Por tu familia, por tus hijos, por tus sueños, POR CHILE #VotaPorTi @jisamit @diegocalde_ y @karydelfino pic.twitter.com/h8BzjterXu
— Tomás Fuentes (@tomasfuentes) October 16, 2016
¿Obligación o derecho al voto?
Distintos analistas aseguran que la caída de la participación política favorece el avance de ideologías extremas, y presentan como solución el voto obligatorio.
Según León Fernando del Canto, barrister o abogado supremo de Inglaterra, reflexiona sobre la democracia y afirma que favorecen la libertad de elección al depositar el voto en la urna, pero no todas las democracias permiten la libertad de acudir a las urnas.
Del Canto, Afirma en un articulo en el The Huffington Post, que el voto como un deber cívico se defiende desde todos los sectores, ya que la abstención influye en el resultado electoral, favoreciendo generalmente a las mayorías.
"Quienes proponen el voto obligatorio argumentan que el sufragio obligatorio implicaría un cambio sociológico importante. Por un lado aumentaría el compromiso de la ciudadanía con los resultados electorales pero también incrementaría la percepción de legitimidad de dichos resultados", insiste en su premisa.
Añade que el único inconveniente con la obligatoriedad del voto es conocer la reacción de los ciudadanos ante las "imposiciones".
Sin embargo, para sus detractores, el voto obligatorio no actúa como garante de calidad democrática, con votaciones desinteresadas y sin una preocupación real por el significado de lo que se vota.
Actualmente, solo Chile, Venezuela y Colombia tienen este sistema optativo. Sin embargo, en el corto plazo Venezuela podría convertirse en el único país de la región que lo siga aplicando, ya que en Colombia también se discute una reforma para reponer el voto obligatorio.